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Dos nuevos estudios han demostrado fuertes vínculos de salud entre los dominios físico y mental en el envejecimiento. El primer estudio buscó aclarar los efectos a largo plazo del ejercicio en la salud del cerebro. Aunque muchos estudios han indicado una relación positiva entre la aptitud física y la salud cognitiva, algunos hallazgos han sido inconsistentes. Se realizó un seguimiento de los hábitos de ejercicio de una gran población de 3.714 personas mayores sanas (de 70 años en promedio) durante un período de 10 años, seguido de evaluaciones cognitivas que incluyeron resonancias magnéticas para cerca de 2.000 de los participantes.

Durante el estudio, aproximadamente el 10% de los participantes desarrollaron demencia, de los cuales a la mayoría se les diagnosticó la enfermedad de Alzheimer. Los participantes con niveles bajos de ejercicio tenían un riesgo de demencia aproximadamente un 50 % mayor que aquellos con niveles más altos de ejercicio, lo que significa que el ejercicio conlleva efectos protectores para la salud cognitiva. En consecuencia, las imágenes por resonancia magnética también encontraron que mayores niveles de ejercicio se correlacionaban con mayores volúmenes cerebrales totales. La conclusión es que un riesgo reducido de demencia y un mayor volumen cerebral pueden ser beneficios adicionales para la salud al mantener la actividad física hasta la vejez.

El segundo estudio analizó la capacidad de equilibrio de 578 personas sanas de 90 años o más. Los participantes fueron evaluados sobre el equilibrio de pie y una prueba de caminata de cuatro metros cada seis meses, durante un período de dos años y medio. Los exámenes neurológicos revelaron que el 40% de los participantes desarrolló algún nivel de demencia durante el estudio, y que esto estaba significativamente relacionado con un bajo rendimiento en las pruebas físicas. Los investigadores sugirieron que el equilibrio requiere una actividad cerebral compleja, y probarlo puede ayudar a los médicos a predecir quiénes tienen mayor riesgo de desarrollar demencia, con el objetivo de proporcionar programas de prevención y estrategias de tratamiento. Como los trastornos del equilibrio suelen ser más reconocibles que los factores psicológicos, esto también puede ayudar a las personas a reconocer los signos de demencia en amigos y familiares en las primeras etapas.

Este tipo de hallazgos de investigación muestran que la salud cognitiva y la física se entienden cada vez más como estrechamente relacionadas entre sí y podrían ofrecer una dirección de investigación importante para ayudarnos a todos a envejecer de manera más saludable.

Estudio 1

Actividad física, volumen cerebral y riesgo de demencia: el estudio de Framingham.

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Estudio 2

¿Cuerpo sano, mente sana? Rendimiento físico y riesgo de demencia en las personas mayores: el estudio 90+

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