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Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en los Estados Unidos se producen anualmente entre 1,6 y 3,8 millones de conmociones cerebrales relacionadas con el deporte. Estas conmociones cerebrales relacionadas con los deportes representan aproximadamente del 5 al 9 por ciento de todas las lesiones relacionadas con los deportes. Varios estudios contradictorios han informado que la verdadera incidencia de conmociones cerebrales en atletas es en realidad mucho mayor debido al hecho de que muchos atletas nunca informan sobre conmociones cerebrales.
Tanto los estudios en animales como en humanos han demostrado una vulnerabilidad posterior a una conmoción cerebral si aún no se ha restaurado la función celular normal del cerebro. Esto indica que las lesiones cerebrales repetidas de este grado, antes de la recuperación completa, agravarán aún más los cambios metabólicos celulares y darán lugar a déficits cognitivos adicionales. Dado que la evidencia experimental sugiere que el cerebro con una conmoción cerebral responde mucho menos a la activación neuronal fisiológica, es probable que una actividad física o cognitiva excesiva antes de una recuperación completa pueda conducir a una disfunción prolongada.
Muchos estudios realizados anteriormente indican que entre el 80 y el 90 por ciento de los atletas que han experimentado una conmoción cerebral muestran una recuperación de los síntomas en aproximadamente 7 días. Sin embargo, la resolución de los síntomas no siempre es concluyente a la hora de indicar una recuperación cognitiva completa, ya que en algunos casos, los déficits persistentes aún son detectables durante las pruebas neuropsicológicas.
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Fuente: Centro para el Control de Enfermedades[/caption]
Debido a que existe mucha disparidad en torno a la sensibilidad de las baterías de pruebas neurocognitivas, los investigadores cuestionan los hallazgos anteriores. Y así, se realizó un estudio que siguió las pautas de los protocolos de pruebas clínicas de diagnóstico basadas en oculomotores que se desarrollaron para la representación de la población atlética que ha experimentado lesiones cerebrales traumáticas leves (mTBI). El estudio fue dirigido por Dmitri Poltavski y David Biberdorf, en el que se evaluaron 42 jugadores universitarios de hockey masculino y femenino de la División I. Este estudio se centró en parámetros oculomotores como vergencia, versión y acomodación. Thiagarajan et al. señala que las pruebas muestran que la mayoría de los casos clínicos presentados mostraron anomalías del sistema de vergencia después de una lesión cerebral traumática leve. La anomalía más común indicada fue la insuficiencia de convergencia, que generalmente resulta en síntomas oculomotores relacionados con la lectura.
Durante el estudio, se utilizó ImPACT (Evaluación inmediata posconmoción cerebral y prueba cognitiva) para evaluar a los pacientes de prueba. ImPACT es un sistema computarizado de evaluación de conmociones cerebrales que resulta útil para ayudar a los profesionales a tomar decisiones sobre la capacidad del atleta para regresar al juego después de una conmoción cerebral. En este estudio, los resultados generales en los pacientes de prueba revelaron que una mayor sintomatología del TDAH, una mayor disparidad en la fijación del punto cercano y una peor comprensión de lectura son factores de identificación en atletas con conmociones cerebrales previas. Las cinco áreas de prueba se centraron en la compuesta de memoria visual, la compuesta de memoria verbal, la compuesta de tiempo de reacción, la compuesta de síntomas totales y la compuesta de control de impulsos.
El estudio encontró que ninguna de las puntuaciones de las medidas de evaluación ImPACT predecía significativamente el historial de conmociones cerebrales de los atletas. Los investigadores no encontraron ninguna asociación entre el desempeño de los atletas en la evaluación y las conmociones cerebrales previas. Aunque ImPACT sigue siendo un instrumento importante utilizado para tomar decisiones atléticas sobre el regreso al juego, tiene poca utilidad para detectar antecedentes de conmociones cerebrales pasadas y riesgos asociados con conmociones cerebrales repetidas. Sin embargo, varias medidas visuales y de autoinforme utilizadas en este estudio muestran una alta sensibilidad y capacidad de respuesta en pacientes con conmociones cerebrales previamente sufridas.
Los hallazgos sugieren la importancia de las medidas oculomotoras en atletas lesionados, de las cuales la institución de procesos de rehabilitación oportunos, incluido el entrenamiento de la visión deportiva y la terapia deportiva, puede mejorar el estado neuropsicológico del atleta lesionado, así como el rendimiento deportivo específico en general e incluso el rendimiento académico. La evidencia concluyente, y algunas no concluyentes, de este estudio pueden inspirar a los investigadores a tomar medidas para diseñar mejores protocolos de detección para atletas con conmociones cerebrales previamente sufridas.
(Fuente)
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